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Desde el fondo del mar tributo a mártires de batalla naval
Pascual Cervera de la Chica, bisnieto del jefe la flota española que enfrentó el 3 de julio de 1898 a la escuadra norteamericana en el combate naval de Santiago de Cuba, realizó una inmersión hasta el pecio “Almirante Oquendo”, para rendir homenaje a sus compatriotas ibéricos caídos en la desigual batalla.
En ocasión del aniversario 125 de la batalla naval de Santiago de Cuba entre la flota española comandada por el vicealmirante Pascual Cervera y Topete y la armada naval norteamericana tuvo lugar el XI SimpoSub´2023, una reunión que anualmente trata la actividad subacuática, con vistas a preservar el patrimonio natural y cultural sumergido.
La ceremonia consistió en reponer en la Playa Juan González donde reposa el “Oquendo”, las placas de bronce que indican el lugar del Parque Arqueológico Subacuático y la de Monumento Nacional.
El 3 de julio de 1898 las naves españolas salieron en fila, debido a la estrechez de la boca de la bahía de Santiago de Cuba, la oficialidad y marinería españolas sabían que iban casi al suicidio no solo por la superioridad numérica de los barcos sino porque ni el “Cristóbal Colón”, el mejor crucero acorazado, tenía completa su artillería.
Los cruceros acorazados Vizcaya, Infanta María Teresa (buque insignia donde participó en el combate el vicealmirante Pascual Cervera y Topete), Cristóbal Colón y Almirante Oquendo, y los pequeños destructores Furor y Plutón (los cañones españoles apenas alcanzaban a las naves norteamericanas) al salir de la bahía uno tras otro hacia el oeste y cerca de la costa, recibieron el fuego de seis modernos cruceros acorazados, un cañonero y tres cruceros auxiliares.
Prácticamente, las naves ibéricas fueron cazadas, perseguidas y destruidas, en el orden que salieron del resguardo de la rada santiaguera.
Al final, la escuadra yanqui tuvo pequeños impactos en sus barcos, un muerto y tres heridos; la flota de Cervera y Topete: 126 muertos en el Almirante Oquendo (sobrevivieron 372); 87 muertos en el Infanta María Teresa (481 sobrevivientes), 76 fallecidos en el Vizcaya (422 sobrevivientes); 21 muertos en el Cristóbal Colón (506 sobrevivientes); 17 muertos en el Furor (48 sobrevivientes, y 16 fallecidos en el Plutón (60 sobrevivientes).
Una sola nave española, sin embargo, fue hundida por impactos directos de los cañones de los barcos yanquis: el Furor, que explotó y donde murió heroicamente el capitán de navío Fernando Villaamil, el oficial ibérico de más alta graduación caído en la batalla.
Los otros barcos, ante los daños recibidos y sin posibilidad alguna de contraatacar ni defenderse, fueron embarrancados, para así salvar la mayor cantidad posible de vidas españolas.
El Parque Arqueológico Subacuático, Monumento Nacional, se extiende desde playa Siboney hasta la playa La Mula, en la desembocadura del río Turquino; son unos 120 kilómetros de franja costera y en la mayor parte de ese litoral yacen los pecios españoles, menos el Infanta María Teresa que los norteamericanos se llevaron para exhibir como trofeo pero se hundió a la altura de Bahamas.
En Siboney está hundida la nave de carga Scow que participó en el desembarco de las tropas yanquis pero no en la batalla; y muy cerca de Cayo Granma, dentro de la rada y en una de sus partes más profundas, yace el Merrimac, con el que los yanquis trataron infructuosamente de bloquear la salida-entrada a los pies del Castillo del Morro.
Pascual Cervecera de la Chica bajó, colocó ofrendas y besó la placa que perpetúa la memoria de más de 300 de sus compatriotas, una de las acciones que ha viabilizado la celebración en Santiago de Cuba de 11 ediciones del SimpoSub.
Fuente: Periódico Sierra Maestra