La importancia de un Congreso no radica en el número de delegados o invitados que asistan a sus sesiones finales, sino en que los asuntos a tratar en él se analicen previamente en todos los espacios posibles, en especial, en la base, allí donde estamos todos. Ese, como se ha dicho en más de una ocasión, es el verdadero cónclave, el de millones, el de los oídos pegados a la tierra.
¿Por qué? Porque en una organización que es de todos, hay que escuchar a todos, darles la oportunidad de debatir, de reflexionar, de dialogar, de proponer soluciones a los problemas, de manera que impere siempre la democracia. Así ha ocurrido con el 12mo. Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), desde su convocatoria hace casi ya un año, incluso, mucho antes.
Sí, porque cuando aquel 4 de abril de 2023 en la Plaza del Che en Santa Clara, se presentaba ante nuestros ojos esta cita, ya la UJC, que representa a los niños, adolescentes y jóvenes cubanos, había iniciado un amplio proceso de fortalecimiento en las estructuras de base, porque desde estas se construye verdaderamente la organización y son centro principal de todo lo que hacen las nuevas generaciones.
Este fue el primer gran paso que posibilitó conocer los principales temas que se abordarán en la cita (del 2 al 4 abril), y ha dado amplias posibilidades de participar a todos, militantes y no militantes. Otros escenarios donde se pudo palpar el sentir de los jóvenes fueron los congresos a nivel de zona de trabajo, así como las asambleas municipales y provinciales, que concluyeron hace casi 25 días.
Resulta imposible recoger la multitud de planteamientos, propuestas e ideas que de una punta a otra de esta Isla han surgido de tantas muchachas y muchachos dispuestos a decir; pero, sobre todo, a crear, aportar, participar, forjar… por eso, es tan útil que una vez «concluida» la sesión nacional el Congreso retorne a la base para transmitir lo discutido y acordado y, sobre todo, para seguir haciendo.
(Fuente: Periódico Juventud Rebelde)
